Nuestro hogar: El planeta Tierra

Me duele pensar que en este siglo la gente ya no valora nada.

Tenemos un mundo entero en nuestras manos y no hacemos nada por mantenerlo sano y salvo.

   Poco a poco hemos ido convirtiéndonos en monstruos y sin darnos cuenta estamos retrocediendo a pasos agigantados. Se suele decir que no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Entonces, ¿vamos a esperar a que este mundo acabe total y completamente destruido para valorarlo realmente?

   La vorágine consumista, nos envuelve y nos hace olvidar con demasiada facilidad problemas que comienzan a ser graves para el planeta como la superpoblación, la contaminación y el uso responsable de los recursos naturales.

¿Cuántas veces te has parado a pensar sobre el medio ambiente que te rodea? 

  Si nos propusiéramos mirar más allá y frenáramos nuestra rutina diaria por un momento para reflexionar, nos daríamos cuenta de la importancia de nuestro papel en el cuidado de nuestro entorno.

 

   

   El cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI. Pero ... ¿Entendemos lo que implica realmente? Tomar conciencia sobre estos temas es cuestionar aquello que sabemos y pensamos; es hablar de cambio y de incertidumbre.

   Estamos a tiempo de que un cambio de mentalidad y de hábitos, facilite y mejore la situación para las generaciones futuras. No todo está perdido; la esperanza es lo último que se pierde. Por eso confío en nosotros. Yo creo que con nuestro granito de arena podemos hacer que todo esto no empeore. Reducir, reutilizar, reciclar: con tres simples y sencillas palabras podemos lograr grandes cambios. Cuidemos y protejamos a nuestro único hogar, aquel hogar que compartimos, que es de todos. 

En este hogar llamado planeta tierra: somos todos iguales. 

   Somos ciudadanos de diferentes naciones, pero un solo mundo al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados. Todos compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro. 

¡Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente!